Hannah Arentd describió al
responsable de la muerte de seis millones de judíos, Adolf Eichman, como a un
hombre normal, burócrata y mediocre, que formó parte de una maquinaria
sangrienta. Intuyó que los actos de maldad no estaban motivados por una saña
mal sana en contra de los judíos, sino, más bien, porque Eichman era un engranaje
más, para la cooperación de tan nefasto régimen. Desde el punto de vista de
Eichman, lo que pasó en los campos de concentración no era parte de su
responsabilidad, porque según él solamente cumplía órdenes. Por otra parte, Arentd
ganó muchos detractores dentro de la comunidad judía por tales afirmaciones, empero, en 1961 un científico puso aprueba aquella Tesis.
Stanley Milgram diseño un
experimento en el que trataba de averiguar, si una persona promedio estaba
dispuesta a herir y dañar a otra, solo porque estaba en frente de una autoridad
a la que debía obedecer. Milgram y sus colegas tenían la hipótesis que, entre
el 1% y 10% de los que participaran, estarían dispuestos a causar daño a otro
ser humano hasta colocar su vida en riesgo. Los resultados mostraron que más
del 60% de los participantes podrían llegar a causar daño a otro ser humano, sin
tomar en cuenta la consecuencia de sus actos. Este estudio se ha repetido en
muchos lugares arrojando similares resultados en todas las épocas y con todo
tipo de personas, sin diferencia de credo, nivel de estudio o profesión.
Sin duda, pueden surgir distintos
enfoques al momento de analizar las diferentes variables y causas que llevan a
obedecer sin mayor razón a cualquier ser humano, a pesar de la atrocidad de sus
actos. Pero en este caso, nos abocaremos
al pensamiento. El gran filosofó racionalista René Descartes decía: Pienso luego existo. Y aunque existimos para pensar, no todos los pensamientos nos ayudan a una
mejor reflexión moral para fortalecer la convivencia. Ser un gran matemático,
estratega de negocios, psicólogo clínico o líder religioso necesita de estudio,
creatividad y reflexión. Sin embargo, el pensamiento del matemático se limita a
la abstracción de los números, el negociante a buscar las mejores alternativas
para crear dinero, el psicólogo a buscar alternativas teóricas y técnicas de
tratamiento para ayudar a sus pacientes y, el religioso, a interpretar la verdad
revelada de un texto sagrado. Este tipo de ejercitación mental no
implica que cualquier persona pueda desarrollar otro tipo de pensamiento o
reflexión para tan diversas cuestiones en la vida del hombre, en este caso, en el ámbito moral. El pensamiento y la
reflexión moral tienen relevancia para todo individuo que vive en sociedad. Resulta que este ejercicio de pensamiento es
crítico porque se relaciona directamente con nuestra convivencia y, necesita de la
formulación de preguntas sobre lo que creemos conocer como bien, a pesar de no encontrar
respuestas.
No apelo a la búsqueda de una
sociedad infestada por filósofos, sino a luchar contra la masiva necesidad
natural de respuestas, desde el impopular y artificioso acto de preguntar.
Claro, podríamos preguntarnos ¿Cómo es que tengo respuestas, sin haber
desarrollado preguntas primero? Y es que muchas respuestas sobre el ámbito
moral, fueron respondidas sin que nosotros hayamos estructurado en muchos casos
ninguna pregunta. Estas respuestas provienen de los valores del hogar, la
educación escolar, religión y lo que la sociedad impone a cada individuo como
bueno, sin que se cuestione o ponga en duda.
Por eso, no sorprende observar en
nuestra sociedad, por ejemplo que, después de la caída del tirano del poder,
muchos empleados públicos denuncien los abusos del régimen a los que estaban
siendo sometidos. Lo que lleva a preguntar; en caso que hubiera continuado el régimen,
¿hubieran salido a denunciar? ¿Y hasta dónde estaban dispuestos a continuar
siendo parte de un régimen autoritario?
O lo que reciente y tristemente
fuimos testigos de ver, personal médico y vecinos bloqueando el paso de instalaciones hospitalarias a enfermos con Covid-19. ¿Será que hubieran actuado
de la misma forma si el paciente era un hijo o una madre?
Hacer preguntas sobre lo que
valoramos moralmente, no garantiza tener respuestas y mejores resultados,
empero es una parada que debiera ser obligatoria a todo ser racional, que quizá
evite precipitarnos a cometer acciones que vayan a menoscabar la vida, libertad
y seguridad de los demás.
también se trata de la responsabilidad de los actos. La mayoría siempre busca excusarse señalando a otros para no hacerse responsables de sus actos, por ejemplo en el caso de Eichman la excusa es que tenía que obedecer.
ResponderEliminary en el caso del experimento Milgram, el investigador le quita responsabilidad sobre la víctima al decirle que él se hace responsable de los resultados.
ResponderEliminarPor tanto, en el caso de los empleados públicos. Sólo denuncian porque creen que eso va a disminuir el grado de culpabilidad en su participación, disminuyendo su responsabilidad.
ResponderEliminarEs como si fuera una negociación entre denunciar a cambio de disminución de sentencia.