domingo, 29 de septiembre de 2019

¿Por Qué los Monos Responden Mejor Sobre la Situación del Mundo Que Nosotros?

Mario Mercado Callaú


Al término del mundial de fútbol femenino, la excelente jugadora y campeona del mundo con Estados Unidos Megan Rapinoe, se convirtió en una celebridad mundial. No solo por el excelente mundial que jugó, sino, también por sus declaraciones sobre la desigualdad salarial existente entre hombres y mujeres en la selección de fútbol de su país.

Luego de la final, que jugaron Holanda y Estados Unidos se podía escuchar desde las graderías al público gritar en inglés ¡Igualdad Salarial! ¡Igualdad salarial!
Si comparamos los logros deportivos entre ambos equipos (varones y mujeres) se hace evidente las diferencias existentes. La selección femenina de Estados Unidos ha conseguido el título mundial en cuatro ocasiones (1991, 1999, 2015 y 2019) y el campeonato olímpico también en cuatro oportunidades (1996, 2004, 2008 y 2012). Por su parte, la selección de varones no ha obtenido ningún título en ambos torneos. La selección de varones cobró 400 millones de dólares por jugar el último torneo mundial, mientras que la selección femenina cobró 30 millones de dólares, diez veces menos que los varones.

Sin duda, una situación  de aparente injusticia. Sin embargo, quizá, tan injusto como el hecho de que muchas personas puedan reconocer y saber sobre Pablo Escobar o las Kardashian y, desconozcan los aportes de Edward Jenner o William T. Green Morton a la humanidad.

Sucede que en muchas ocasiones los problemas pueden tener respuestas más amplias u otras causales. En este caso el problema no es el patriarcado, sino la preferencia de los consumidores. La venta de derechos de televisión, marketing y venta de entradas, trae más ganancias para la FIFA en torneos de fútbol masculino que en torneos de fútbol femenino. Según Mike Ozanian de Forbes “La Copa Mundial Femenina recaudó casi $us 73 millones, de los cuales las jugadoras obtuvieron el 13%. La Copa del Mundo masculina de 2010 en Sudáfrica ganó casi $us 4 mil millones, de los cuales el 9% fue para los jugadores”. Probablemente está cuestión sea pasada por alto por Rapinoe, pudiendo provocar un sentimiento de injustica con una reflexión que no ataca la causa mayor del problema.

Caer en análisis que llevan a conclusiones apresuradas, no pasa sólo por el desconocimiento de una situación en cuestión. Personas con vastos conocimientos, lecturas y reflexiones que pueden ser tomadas en cuenta por muchos individuos ilustrados, pueden también llegar a conclusiones de ese tipo.

En su reflexión sobre el Estado Griego de 1872, Nietzsche despotrica sobre frases como “dignidad del hombre” y “dignidad del trabajo”. Estás frases estaban muy de moda en los tiempos que le toco vivir. Aquí Nietzsche arma toda una argumentación que culmina, para él, en una verdad irrefutable. En palabras suyas “… la cultura requiere necesariamente, esencialmente, la existencia de la esclavitud. Y esta es una verdad que no dejar lugar a dudas, sobre el valor absoluto de la existencia” (2016, p. 14). Evidentemente Nietzsche estaba en contra de ideologías que pregonaban algún tipo de igualdad. Desde la igualdad política del liberalismo a la igualdad absoluta del comunismo.

Es claro que en la antigüedad, grandes obras como las pirámides de Egipto, la vía Apia o el Coliseo romano no se hayan podido construir sin la mano esclava. Muchos individuos que se dedicaron a las letras y a la filosofía poseían esclavos como el caso de Aristóteles. Sin embargo, la riqueza cultural no se desarrolló de la misma manera entre imperios o ciudades estado. Es por todos conocido que la producción del arte, literatura, filosofía y ciencias no se desarrolló de igual forma en Esparta como en Atenas, o en Mileto como en Tebas, todas ciudades esclavistas. Parece ser, que existen pues otras variables o categorías que deben ser analizadas antes de tomarse como válidas respuestas propias, producto de nuestro juicio.

Para  Isaacc Asimov existieron tres grandes figuras literarias en el tiempo entre lo escribió Homero y Shakespeare, nos referimos a Esquilo, Sófocles y Eurípides. No parece mera casualidad que estos notables literatos hayan surgido en una Atenas democrática y, siendo una potencia comercial. Aristófanes, también destacó por sus comedias y las mordaces críticas a los demócratas  atenienses que, paradójicamente, era el sistema que permitía escribir lo que su mente imaginaba.
No trato de señalar que la Democracia sea el factor principal de la cultura, sino más bien, que para dar una explicación irrefutable, es necesario ampliar el espectro de posibles  factores que, en mayor grado o medida pueden ayudar a explicar mejor un fenómeno.

Contar con poca información, así como tener mucha y sin un sistema adecuado de procesamiento de la misma, nos puede llevar a tener ideas erradas sobre muchas cuestiones de nuestro mundo.
En su obra; Factfulnness, Hans Rosling inicia con trece preguntas para testear que tan informados del mundo están los lectores. Cada pregunta tiene tres tentativas respuestas.  En tal caso, si le diéramos a escoger a un chimpancé, éste tuviera un 33,3% de probabilidades de escoger la respuesta correcta, situación bien planeada por Rosling.

Este cuestionario se ha puesto a prueba  en gran parte del mundo desarrollado, donde se cuenta con información bastante actualizada y donde los sistemas educativos son considerados como los mejores. Las respuestas de individuos procedentes de Suecia, Noruega, Japón, Alemania, entre otras naciones, en su mayoría fueron inferior a las probabilidades que tenían los chimpancés de escoger la respuesta acertada. Pero no solo los ciudadanos comunes de estos países reprobaron el test; también expertos, científicos, tecnólogos y políticos que toman decisiones importantes. Estos expertos con algunos mejores resultados, también lo hicieron peor que los chimpancés. 

Para Rosling, el problema no se fundamenta sólo en la falta de información, sino también en nuestra tendencia al drama. “Ser conscientes de todas las cosas malas que suceden en el mundo es fácil. Lo difícil es ser conscientes de las buenas” (Rosling, 2019, p. 69). La estadística, según Rosling, puede ayudarnos a entender mejor el mundo, no sólo a través de los resultados que se obtienen, sino también como funciona.

Un problema que hace complicado reconocer a la estadística o los datos, como resultados que reflejan una realidad más objetiva, pasa porque las personas no están dispuestas a dejar de lado sus creencias, no solo religiosas y/o políticas, sino, también como aquellas conjeturas e hipótesis que dan sentido a su realidad y, a su versión de cómo funciona el mundo.

Luego de analizar muchas pruebas empíricas con personas comunes y con expertos en estadísticas, Daniel Kahneman concluye: “Cambiar nuestras ideas sobre la naturaleza humana es difícil, y cambiar a peor las ideas de uno mismo todavía lo es más” (2012, p. 227). Lo que Kanheman recomienda es buscar el significado detrás de esos datos para que los escuchas puedan internalizarlos. “Es más probable que el lector aprenda algo si se sorprende de su propio comportamiento que si se habla de los hechos sorprendentes que encontramos en la gente en general” (2012, p. 230).

Por otra parte, existe otro componente que puede estar ligado al desarrollo de concepciones erróneas del mundo. Kahneman cita el término de falacia narrativa de Nassim Taleb. Este término plantea que “historias del pasado conforman nuestras opiniones sobre el mundo y lo que esperamos del futuro. Las falacias narrativas surgen inevitablemente de nuestro continuo intento de dar sentido al mundo” (2012, p. 261). Y esto tiene que ver con que muchos fenómenos que observamos no tienen explicaciones causales, sino más bien estadísticas.

Los juicios de expertos en muchas pruebas no han podido llegar a predicciones correctas como lo puede hacer un algoritmo. Muchos avances en la predicción de un problema climatológico o en el diagnóstico de una enfermedad son más efectivos con la utilización de unas pocas variables bien identificadas. En consecuencia “siempre que podamos sustituir el juicio humano por una fórmula, al menos hemos de considerar esa posibilidad” (Kahneman, 2012, p. 305).

Esto abre un enorme y complejo debate sobre que instituciones, actividades y responsabilidades humanas son potenciales hacer sustituidas por unos cuantos algoritmos en las próximas décadas.
Y también a tener humildad reconociendo que a cada paso reflexivo que hacemos, para dar sentido a nuestra realidad, se encuentra rodeada de un sin número de sesgos y juicios heurísticos que pueden proporcionarnos enormes distorsiones sobre lo que sucede a nuestro alrededor.



Bibliografía

Kahneman, D., (2012). Pensar rápido, pensar despacio. Buenos Aires-Argentina: Debate.

Nietzsche, F., (2016). Ensayo sobre los griegos. Buenos Aires-Argentina: Godot.

Ozanian, M., (2019). La disparidad de ingresos explica la disparidad salarial entre hombres y mujeres de la Copa Mundial de Fútbol. [https://www.forbes.com/sites/mikeozanian/2019/03/07/world-cup-soccer-pay-disparity-between-men-and-women-is-justified/#67ca51266da4]

Rosling. H., Rosling, O., & Rosling, A., (2018) Factfulness, diez razones por las que estamos equivocados sobre el mundo. Y por qué las cosas están mejor de lo que piensas. Barcelona, España: Deusto.


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