lunes, 6 de agosto de 2018

Historia de una dictadura autoritaria anunciada


Hace poco escuche de un intelectual decir que el Gobierno del presidente Morales había entrado con un “aura moral” a gobernar un país que necesitaba cambios importantes y profundos para la mayoría de los bolivianos. Posteriormente, esa misma persona lamentaba diciendo que el autoritarismo se haya impuesto haciendo todo lo contrario de lo que se requería. Debo decir que me encuentro de acuerdo con lo segundo (país que necesita cambios importantes y profundos), mas no con lo primero (Morales había entrado con un “aura moral a gobernar”). Parece ser que las apariencias estéticas nublan el más profundo de los análisis con respecto a lo que se puede considerar moral de lo que no. El actual mandatario entró al Gobierno como un dirigente sindical y, desde un comienzo mostró rasgos de ser arbitrario y autoritario. Siendo Diputado apeló a la defensa de uno de los gremios más neoliberales (cocaleros), que generan dinero a partir de la ilegalidad y que la venta de su materia prima (coca) sirve para la expansión del narcotráfico. Evo Morales Ayma sentenció hoy que volverá a bloquear caminos y ejercitar otras medidas de presión las veces que sea necesario si es que se trata de defender a los pobres y la hoja de coca (ANF, 2000). Morales siempre mantuvo orgullo por bloquear al país entero; "No soy economista, no soy experto en planificación, yo soy experto para marchar y bloquear caminos” (Página Siete, 2017). Al mismo tiempo Morales ha felicitado efusivamente a milicias armadas y las ha llamado a “defender Bolivia”, quizá cabría recordar también la vez que golpeó con su rodilla a un jugador del equipo contrario por una supuesta falta en su contra. Por otra parte el ex-licenciado y actual vicepresidente estuvo preso por guerrillero y en muchas de sus declaraciones se puede evidenciar el poco apego que le produce la defensa de los Derechos Humanos; “Aquí aprendí amar, aquí aprendí a matar” (ABC, 2007).  Es evidente que las señales para identificar el devenir autoritario que vive el país han sido profusas.

Muchos Filósofos a lo largo de la historia han analizado estos fenómenos y lo complejo que es la lucha, toma y el ejercicio del poder. Distintos estudios y tratados han argumentado sobre la importancia de limitar el poder político de los gobernantes, pero quizá hoy se tienen argumentos más sólidos sobre esta cuestión dada la naturaleza humana. El efecto ganador (Winning Effect) planteado por el  neurólogo y psicólogo clínico Ian Robertson describe por una parte lo positivo que es este efecto en los individuos, incluyendo líderes políticos, empresariales, deportivos, etc. Sucede que ganar en primera instancia nos hace sentir bien, en palabras de Ian Robertson “es como una mini dosis de cocaína, es como tomar una droga” (Programa televisivo Redes, 2013). Por lo tanto los individuos que ganan se sienten impulsados a seguir manteniendo esa sensación haciendo que quieran volver a ganar. Aparentemente no existe una discriminación moral para sentir tal sensación, da lo mismo si queremos ganar una partida de ajedrez, como una guerra. ¿Y cómo sucede esto? Cada vez que una persona gana segrega testosterona haciendo que el cuerpo genere dopamina, un neurotransmisor que nos ayuda en la elaboración de planes, objetivo y estrategias. La dopamina activa el circuito de recompensa en el cerebro, que es el mismo circuito que se activa cuando una persona utiliza drogas como la cocaína y/o tiene un orgasmo producto de una estimulación sexual. Por lo tanto, la próxima vez que el ganador participe en una competencia estará preparado para ganar y volver estimular está zona cerebral procurándole mayores goces físicos y mentales. Está estimulación dosificada permitiría que los individuos disminuyan sus niveles de ansiedad, miedos y estrés permitiendo volverse más creativos para evaluar y tomar mejores decisiones (Programa televisivo Redes, 2013). El problema radica cuando los individuos “ganan constantemente”, porque literalmente quedan drogados por el éxito haciendo que planificar, colaborar y, alcanzar los objetivos ya no sea tan importante, como mantener esa sensación a como dé lugar. Estar embriagado por el éxito causa que aumenten los niveles de egocentrismo y se reduzcan los niveles de empatía. La adicción a este emoción se evidencia con algunos experimentos realizados con individuos que, durante mucho tiempo se encuentran en cargos gerenciales y políticos altos, de los que se puede deducir consecuencias muy negativas para organizaciones empresariales (grupos sociales más pequeños) o sociedades enteras (grupos sociales de millones de personas, estados por ejemplo). Como el profesor Muñoz-Navarro (2016) escribiría “El poder, por tanto, puede funcionar como una especie de adicción conductual. Parece que el ganar y dominar durante largos períodos afectaría al comportamiento, mostrando menos empatía y preocupación por aquellos que están bajos en la escala social lo que es una situación que ocurre frecuentemente con las personas con poder”.

Muñoz- Navarro (2016) también escribe sobre otros estudios realizados (Bendahana, Zehndera, Pralongc & Antonakis, 2015) en el que se relacionan el poder, corrupción y los niveles de testosterona. En aquel estudio se manipuló la capacidad de líderes para la toma de decisiones que solo los beneficie a ellos o, en su defecto, a sus seguidores. Por un lado los líderes podrían tomar decisiones pro-sociales en beneficio del bien público y que se les retribuya en dinero, por otro, podían abusar del poder para tomar decisiones  antisociales reduciendo los pagos totales para el grupo y aumentando la ganancia del líder. El estudio inicialmente había tomado muestras individuales, como variables de personalidad y niveles de testosterona. Se detectaron dos grupos de personas que eran más honestas frente a otros que eran más deshonestos. Por un lado los resultados mostraban que a mayor poder del líder se evidenciaba un mayor grado de corrupción, a pesar de ser personas “honestas”. Por el otro los resultados evidenciaron que aquellos líderes que más se corrompían presentaban mayores dosis de testosterona en el cuerpo.

Este es un poderoso argumento de porqué no se le puede dar tanto poder a los individuos y lo vital que es limitarlo. La alternancia política a través de la herramienta democrática funciona para aquello. De cierta manera, muchos individuos  por el estudio de sucesos históricos o por poseer una gran aptitud intuitiva a través del ejercicio de la reflexión en este campo, sabían y entendían de estos rasgos de nuestra naturaleza. Ahora la ciencia parece confirmar la importancia de evitar líderes embriagados de poder.

En los últimos meses destaco el valioso despliegue ciudadano con movilizaciones y, protestas en las calles para hacer respetar los resultados del 21 de febrero de 2016 que dijeron no a una nueva repostulación para todos los servidores públicos en los distintos niveles de gobierno (Presidente, Gobernador, Alcalde, etc.) Sin embargo, es pertinente reflexionar sobre los posibles resultados y consecuencias que esto puede acarrear. Plantearé cuatro preguntas de las cuales intentaré responder las dos primeras ¿Quiénes se encuentran más motivados para continuar con la dirección política que debe tener nuestro país? ¿Los ciudadanos que están en marchas, movilizaciones generando presión para hacer respetar los resultados del referéndum del 21 de febrero o, los individuos que forman parte del Gobierno y que han decidido violar la Constitución, tratados internacionales y desconocer los resultados de dicho referéndum para quedarse con el poder? Me decanto por los segundos, porque hay un factor importante a tomar en cuenta que es la aversión que sentimos los humanos a la pérdida.

Daniel Kahneman ha estudiado la toma de decisiones en función de las ganancias y pérdidas. En su Teoría de la perspectiva Kahneman argumenta que muchas de nuestras decisiones se hacen en mayor grado por el miedo a la pérdida que por una posible jugosa ganancia. En palabras de Kahneman (2016); “La aversión a la pérdida se refiere a la fuerza relativa de dos motivos: nos mueve mucho más evitar las pérdidas que obtener ganancias. Un punto de referencia es en ocasiones el statu quo, pero también puede serlo una meta que situamos en el futuro: no alcanzarla es una pérdida y excederla una ganancia. Como cabe esperar del predominio de la negatividad, los dos motivos no son igual de poderosos. La aversión al fracaso que supone no alcanzar la meta es mucho más fuerte que el deseo a excederla”. Sobre esa línea, Kahneman (2016) manifiesta lo difícil que puede ser para los ciudadanos llegar al poder bajo un régimen totalitario y/o autoritario que lo defenderá con uñas y dientes sin importar las consecuencias.

Bajo ese contexto me quedan dos preguntas más a realizar ¿Qué precio estamos dispuestos a pagar los ciudadanos para hacer respetar los resultados del referéndum del 21 de febrero 2016? Tomando en cuenta el apoyo impenitente del Gobierno boliviano al Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, con más de 120 muertos por la represión policial y movimiento armados a fines al mismo. Y también, el efusivo apoyo que le brinda al sangriento Gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua con más de 317 muertos por la represión policial y milicias armadas. Sin embargo, no me refiero solo al precio en cuanto a las muertes que el Gobierno de Morales está dispuesto a derramar para quedarse y hacerse con el poder, sino a la preparación de una alternativa diferente de país que nos ayude a encarar los complejos problemas que venimos acarreando, sumado a, los desafíos que nos presenta la actual coyuntura global y sus dinámicos cambios. Y si no tenemos estipulado un precio ¿Qué costos estamos dispuestos a asumir en un futuro bajo el yugo del Gobierno actual?



Bibliografía

Agencia de Noticias Fides (ANF). (17 de octubre de 2000). Evo Morales: Si es necesario volveré a bloquear caminos. ANF. Recuperado de https://www.noticiasfides.com/nacional/politica/evo-morales-si-es-necesario-volvere-a-bloquear-caminos-51903

Europa Press. (2 de agosto de 2018). La CIDH cifra en 317 los muertos por la represión de las protestas contra Ortega en Nicaragua. Europa Press. Recuperado de http://www.europapress.es/internacional/noticia-cidh-cifra-317-muertos-represion-protestas-contra-ortega-nicaragua-20180802225422.html

De Carlos, C., (29 de enero de 2007). «Ponchos Rojos», la milicia indígena de Evo Morales. ABC.es. Recuperado de https://www.abc.es/hemeroteca/historico-29-01-2007/abc/Internacional/ponchos-rojos-la-milicia-indigena-de-evo_1631171433201.html

Kahneman, D., (2016). Pensar rápido, pensar despacio. Buenos Aires, Argentina: Debate.

Muñoz-Navarro, R., (2016). La Inteligencia emocional en los políticos. Otra forma de prevenir la corrupción. Valencia: España. Universidad Internacional de Valencia (VIU). Recuperado de  https://www.universidadviu.es/inteligencia-emocional-politicos-prevenir-corrupcion/

Página siete. (28 de junio de 2017). Evo: “No soy economista, soy experto para bloquear caminos”. Página siete. Recuperado de https://www.paginasiete.bo/nacional/2017/6/28/evo-economista-experto-para-bloquear-caminos-142682.html

Redes. Punset, E., [Atrévete a saber]. (2013, 11 de febrero). Redes 143: El éxito llama al éxito – psicología. [Archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=MLXPrGtHXMo
Seitz, M., (24 de enero de 2009). Ponchos Rojos, ¿milicia indígena? BBC Mundo.com. Recuperado http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/latin_america/newsid_7849000/7849147.stm

20 Minutos. (31 de julio de 2017). Las protestas en Venezuela causan 121 muertos y casi 2.000 heridos, según la Fiscal. 20 Minutos. Recuperado de https://www.20minutos.es/noticia/3103857/0/venezuela-muertos-protestas-constituyente-fiscal/#xtor=AD-15&xts=467263

Imagen tomada de https://eldebatedehoy.es/politica/hermano-mayor-orwell/

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