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domingo, 30 de mayo de 2021

¿Ciudadanos educados o cultos?

Mario G. Mercado Callaú 

¿Es educada nuestra sociedad? En términos generales podemos afirmar que sí. Esto porque la educación escolar, académica y algunos valores de urbanidad se han extendido a casi todos los estratos de la sociedad. Lo que es debatible es el grado de educación que se tiene. Si quisiéramos estar con puntuaciones elevadas de educación –bajo algún ranking contemporáneo- todos los individuos que componen nuestra sociedad deberían tener acceso a los mejores colegios y universidades del mundo. Algo inviable para cualquier sociedad contemporánea, incluyendo las más ricas. No obstante, aunque pudiera cumplirse tal entelequia, no sería del todo satisfactorio. Existe una diferencia marcada entre individuos educados y cultos. Y éste segundo concepto –me refiero a culto- , aunque no sea para todos deseable debiera ser por lo menos analizado.

En un breve artículo escrito en 2011 por Priscilla Delgado se marca la diferencia entre un ciudadano culto y uno educado. El ciudadano culto sería alguien que posee un conjunto de conocimientos que le permiten desarrollar un juicio crítico, mientras que un ciudadano educado es aquel que obtiene una buena formación académica y conoce y predica la urbanidad como forma de vida. Delgado se inclina por la formación de más ciudadanos educados, esté artículo pretende aspirar al otro ciudadano, me refiero al culto.

Poder ser parte de cualquier sistema educativo, aunque sea de un grado bajo de instrucción, es mejor que nada. Pero los sistemas educativos tradicionales pueden causar severos daños en la motivación y aspiraciones que tiene cualquier niño o joven sobre lo que desea conocer y hacer.

En tal sentido encuentro algunas condiciones que deben existir en la formación de ciudadanos que procuren tener un mayor grado de cultura.

En primera instancia incentivar la curiosidad. Sucede que en Santa Cruz, tradicionalmente la curiosidad ha sido vista como algo bastante negativo. Pienso que tiene relación con la tradición conservadora y los tabúes propios de nuestra sociedad. Es por muchos cruceños conocida aquella leyenda “La curiosa”. Quien por poseer un espíritu fisgón sobre el acontecer de sus conocidos, es castigada por un ser infernal con un paquete, para tentar su curiosidad. Aquella mujer al abrir el paquete descubre huesos humanos, lo que produce un miedo espantoso y la “cura” definitiva del temible mal, me refiero a la curiosidad.

La curiosidad no sólo puede ser vista como algo negativo, es de ella que emana las ansias por el conocimiento. Canalizar la curiosidad debe ser un trabajo importante en padres y maestros para beneficio propio, el de sus hijos y la comunidad.

Muchos docentes y maestros del mundo perciben que existe un entusiasmo genuino en preguntas de niños entre los 7 y 10 años de edad. Contrario a lo que ocurre con jóvenes que están por terminar la escuela o por ingresar a la universidad. Algo pasó en ese tiempo que anula la curiosidad por conocer y, que no debe ocurrir si aspiramos a la formación de ciudadanos más cultos.

Las preguntas parecen incomodar a padres y maestros, quizá porque no se tienen las respuestas o porque existen respuestas preestablecidas, pero que no develan ningún misterio sobre lo que se quiere conocer.

En tal sentido, otro elemento importante es la construcción de una pequeña biblioteca en el hogar.

¿Qué impacto tiene una biblioteca hogareña? Para responder a esta pregunta lo haré a través de tres ejemplos, dos reales y uno de ficción pero verosímil. Resulta que una figura descollante de la intelectualidad boliviana es la de Gabriel René Moreno del Rivero, nacido en Santa Cruz de la Sierra en el año 1836. Aquel suceso se da en medio de una población aproximada a los seis mil habitantes y con muchas carencias. Por ejemplo, en vías de comunicación con otros centros urbanos del país y de la región. Su biógrafo Josep M. Barnadas destaca que desde su niñez, Gabriel tiene un espíritu de un verdadero ciudadano del mundo o cosmopolita. Para que ese espíritu universalista haya tomado forma, hubieron acontecimientos importantes en la infancia del ilustre intelectual: la apertura al diálogo con extranjeros que llegaban a la ciudad y la biblioteca de su padre, única en estos tiempos. Ambas hechos, han sido importantes en la vida de Moreno que marcaron su infancia para poder entender ideas y vivencias que eran ajenas a su realidad.

Por otra parte, una biblioteca hogareña ha sido la fuente de liberación para individuos enclaustrados por una sociedad que los consideraba ciudadanos de segunda. Este es el caso de la escritora Virginia Woolf. Ella y su hermana no recibieron educación formal como sus hermanos. Empero la biblioteca de su padre como aquellas relaciones de la familia con la intelectualidad londinense de la época, fueron vitales para la formación intelectual de ambas hermanas. Además, por sus conocimientos y actividades, ambas hermanas formaron parte del círculo de Bloomsbury. Estas reuniones realizadas por excompañeros de la universidad del hermano mayor de las hermanas Woolf, tenía entre sus participantes a John Maynard Keynes, Bertrand Russell, entre otros intelectuales de renombre de la época. Lo trascendental del hecho es que ambas mujeres eran las únicas aceptadas por aquel círculo intelectual y, el centro de las reuniones durante mucho tiempo.

Tratar de ser ciudadanos cultos no sólo brinda una ingesta cantidad de datos, información y conocimiento, para ganar admiradores y otras banalidades, una biblioteca hogareña debidamente utilizada puede expandir la conciencia sobre lo que somos, hacemos y que queremos del mundo.

En el cuento de ciencia ficción El hombre bicentenario de Isaac Asimov se narra la historia de un robot autómata que es adquirido por la familia Martin. Esta máquina tiene una propiedad diferente al resto de robot de su tiempo, posee creatividad. Al principio Andrew Martin- robot de la familia Martin- se dedica hacer las labores domésticas de la casa, sin embargo, el propietario al descubrir su creatividad, ordena al robot dejar de hacer aquellas labores y dar rienda suelta a su creatividad. Al mismo tiempo, deja a Andrew utilizar su biblioteca con el ánimo de alentar aquella propiedad única que, hasta ese momento era sólo de humanos. Con el paso del tiempo, Andrew Martin genera mucho dinero para su propietario y para sí mismo, a través de la venta de sus obras de arte. Y lo primero que Andrew desea es comprar su libertad.

Aunque éste ejemplo, es propio de un cuento de ciencia ficción son muchos los libros a lo largo de la historia que han logrado modificar el pensamiento de individuos y sociedades enteras, en busca de mejores formas de vivir. Remarco que tener una biblioteca hogareña no sólo es un primer paso para incentivar la curiosidad en los más jóvenes, sino también de dar herramientas mejores para afrontar la vida en sus distintas dimensiones.

Aunque se ha sugerido muy sutílmente, la conversación con individuos con costumbres e ideas diferentes puede también aportar un importante capital cultural en nuestras vidas. Empezar hablar de problemas sociales, morales y políticos no debiera ser prohibido en ningún hogar. Sucede que aunque nos molestemos y se genere controversia sobre ciertos temas, la ganancia del hábito de tener diálogos cada vez más civilizados sobre problemas complejos tiene un valor inmensurable para la sociedad.

Y quizás algo remarcable, tratar de buscar ser ciudadanos más cultos no es interés del Estado o de alguna institución clerical, es una búsqueda privada. Si el Poder público no lo exige es quizá porque va en contra de sus propios fines.


Imagen recuperada de: https://twitter.com/futboltrotters/status/1260672238979858433/photo/1

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